¿Qué imágenes relacionamos con el éxito? ¿Hombres de negocios, autos lujosos, una vida adinerada/acomodada, buen perfume, buena ropa, grandes empresas?
"La clave del éxito"
Cuando apenas tenía 16 años, comencé a trabajar como administrativo en la empresa de una prima. Ahí aprendí mucho, no sólo del trabajo en sí, sino además de la calidad humana de mis colegas, lecciones espirituales que hoy puedo aplicar a esta intuición.
Hoy, he querido pensar sobre asuntos de la Universidad, quise analizar la calidad de mi estudio y mis resultados. Mientras me encontraba en esto, comencé a pensar en mis compañeros que tienen buenos resultados, o en general, en las personas Universitarias que he conocido y que demuestran "brillantez" en sus resultados. Quería ver en ellos algún elemento, alguna forma, algo que pudiera aplicar a mi propia experiencia.
Aquí nació la intuición. ¿Me considero una persona exitosa? ¿Qué es el éxito?
Una falsa concepción del Éxito puede ser peligrosa...
Recordé a Javier (no es su verdadero nombre) que se suicidó a finales del 2013. Mientras pensaba en su vida, recordé algunas cosas que podrían haber desencadenado en su personalidad atormentada. Por un lado estaba su hermano, Andrés (no es su verdadero nombre) un joven de alta capacidad intelectual y que era la "promesa de la familia". Por otro lado, estaba la familia y los cercanos, que tal vez mostraban mucha preferencia por Andrés y le tenían completa confianza. En cambio Javier, que se había cambiado varias veces de carrera, con casi 25 años encima, se comenzaba a estresar pensando en lo fracasado que era.
Pero, ¿quién le dijo a Javier que era un fracasado?
Y es que, aveces nuestro peor acusador/atormentador es nuestro propio subconsciente, impregnado de falsos conceptos, impregnado de mentiras, sí, de esas mentiras que nos inculca la sociedad y que son comúnmente aceptadas.
La clave del éxito es no pensar en el éxito...
Esta es la intuición: La clave del éxito, no es mirar al éxito como un fin en sí mismo. La clave del éxito, de hecho es no pensar en el éxito, sino "moverse por amor".
No quiero caer en una lógica extremadamente optimista y negar la existencia del fracaso. Lo que sí quiero decirles es que esa connotación obscura y tenebrosa que le damos, está completamente errada.
El fracaso existe, lo hemos sentido en más de una ocasión y esa es la mayor evidencia de su existencia. Pero, al contrario de lo que nos enseñaron, el fracaso no es un mal, sino una bendición en potencia. Es decir, así como la necesidad despierta la creatividad, el fracaso nos abre las puertas del verdadero éxito, ese éxito sano, sanador y vivificador.
Y es que, cuando lo vuelves a intentar, cuando te levantas por segunda o tercera vez, cuando vuelves a empezar de cero, estás demostrándole al Universo y a ti mismo, que te estás "moviendo por amor", que tienes vocación, que estás lleno de pasión, que estás en verdad dando lo mejor de ti. Y eso es el éxito, ponerse en pie cuantas veces sea necesario, para lograr eso que quieres.
Y ojo, aunque no llegues jamás al fin mismo, ese derroche de pasión ya es suficiente. El éxito no se mide en "finales felices", sino en procesos bien hechos, independiente del resultado.
Ahora bien, hay que cuidarse de una cosa. Cuando hablo de "movernos por amor" saldrán a la luz dos amores bastante peligrosos: el amor al dinero y el amor ciego por uno mismo (egolatría). Sólo en estos casos, podríamos advertir pésimos frutos. Tal vez tendrás dinero, tal vez lograrás eso que quieres, pero no te traerá felicidad, es más, te alejará del placer y del reposo espiritual.
Hay claves para el éxito sano y para que tengas tiempo de hacer tu propio discernimiento, apenas te hablaré de dos.
1. Conservar siempre el amor al prójimo.
2. Conservar la integridad de espíritu en todo el proceso.
Y es que, si empecinado con lograr eso... te pones a pisotear a tus amigos y a tus colegas, puede que logres eso, pero perderás la tranquilidad, incluso puede que no vuelvas a tener descanso en tu cama nunca más. Y si, obsesionado con eso que quieres, comienzas a tranzar tus valores y olvidarte de la ética y la moral, puede que lo obtengas, pero te has perdido a ti mismo en el proceso. El que disfrute de esa gran empresa, de ese lujoso auto y de esa bella casa ya no serás tú, sino el monstruo que se apoderó de tu alma.
Aquí también es importante discernir otras dos cosas importantes, por un lado, debes aprender a diferenciar entre lo que quieres y lo que necesitas. Y por otro lado, debes tener la madurez suficiente para identificar cualquier rasgo de obsesión en tu proceso. Las obsesiones generalmente desencadenan males horribles, el estrés y la depresión se podrían convertir en tus eternos compañeros.
Si eres íntegro, si respetas tu entorno y te estás moviendo por amor, un amor sano, libre de obsesiones. Entonces ya eres una persona exitosa, cualesquiera sea el resultado. Porque el éxito se mide en el proceso, no en el resultado.
Si logras dormir sin culpas, si sientes tu espíritu en calma, ya te puedes considerar una persona exitosa en la vida. Porque el único éxito es el de la vida. Eso de "éxito empresarial", "éxito universitario", "éxito familiar", por separado, no es una noción espiritual de la vida.
Una persona exitosa, es la que tiene una vida exitosa y que, consciente de esta realidad, ilumina con su éxito todas las áreas de la vida. Quienes vivimos vidas espirituales, nos rehusamos a creer en la frase: "Buena suerte en el amor, mala suerte en el juego". Quienes vivimos en el amor, sabemos que la suerte, el éxito y las bendiciones del Universo están con nosotros siempre, en todas las áreas de nuestra vida, toda vez que tengamos consciencia de bien y de amor.
Javier ya descansa entre los portales celestes, descansa de sus tormentos y de seguro debe haber entendido allá lo que no entendió acá: Que su vida era exitosa, que sus fracasos eran bendiciones y no maldiciones, que se privó de una vida fructífera sólo por no entenderla. ¿Quién dijo que para amar la vida hay que entenderla?
No juzgo a Javier, le deseo un eterno descanso. Lo que sí juzgo son las falsas concepciones del éxito, la falsedad de los conferencistas internacionales que dictan charlas, ensuciando las mentes de sus seguidores con falsas nociones de felicidad.
Ninguna persona, segura de sí misma, con confianza en sus pasos y confianza en el Creador, necesitaría estas charlas tan empobrecedoras.
¿Qué conclusiones saqué de esta intuición espiritual? Sólo una y de corrido: Que no debemos imitar a nadie, que somos únicos e irrepetibles, que lo que a él le da resultado no tiene por qué funcionarme a mi. Que debo revisar mis procesos, alimentar mi vida interior, no albergar los sentimientos de frustración sino superarlos y canalizarlos, que el fracaso no debe detenerme sino impulsarme, que el verdadero éxito nace del amor y que no se mide en resultados, que todos estamos llamados a tener vidas más fructíferas y productivas.
Que la luz eternal nos acompañe siempre y que sus rayos nos permitan ver más allá de las sombras.
Léonard M
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