Somos testigos de un violento estallido de divorcios y separaciones en las últimas décadas. Desde los 80', muchos jóvenes han sido marcados fuertemente por estas tragedias familiares. Quien vio a sus padres discutir y sufrir en los largos y dolorosos procesos de ruptura matrimonial, es lógico que hoy muestren una clara tendencia a huir del matrimonio, del compromiso y descarten formar a futuro sus propias familias.
"La Familia: Un regalo de gran valor".
Tal vez, en los años 60' un discurso pro-familia habría despertado más interés que ahora.
¡Cuidemos la familia! - decía un panfleto que me entregaron en la calle un grupo de Protestantes fundamentalistas mientras caminaba por el centro de mi natal Concepción. Luego de leerlo, puede hacer algunas reflexiones al respecto, que a continuación comparto con ustedes.
No es lícito desprestigiar la familia, bajo ningún concepto.
Las malas experiencias pasadas o futuras no nos dan derecho a desprestigiar el concepto occidental que tenemos de familia. Y es que este concepto, es fruto de una correcta repartición de derecho y obligaciones, entre un grupo de personas que, por consanguinidad o por afinidad, deciden hacer sus vidas en común, fundados en el amor y respeto mutuo.
No hay concepción más noble de "la familia" que la ofrecida por nuestra cultura. Es más honesta e igualitaria que la que alguna vez tuvieron nuestros pueblos originarios, es más bella que la que tuvieron los Romanos o los Griegos. Es fruto de un desarrollo filosófico, espiritual y moral, que actualmente se quiere desechar, sin encontrar otra definición mejor, sin encontrar otra forma igual o más bella.
Desde un punto de vista meramente espiritual, es decir, viendo las cosas como son, la vida que hemos venido a vivir. Podemos mencionar la dualidad de todo lo creado, así como existen sol y luna, existen hombre y mujer.
Ambos, juntos y nunca por separado, tienen un potencial intrínsecamente ligado a la propia esencia: "crear vida".
Si bien, Di's (el Santo bendito sea) es quien "da el alma" (esto puede ser más o menos discutible, lo sé) somos las parejas quienes participamos activamente en este proceso, esta "sociedad" o "alianza" que tenemos con el Creador para seguir perpetuando la especie.
Ante todo, la sexualidad es un poder Divino y no tiene otra finalidad que esta: la reproducción y la felicidad.
El Creador, justo sobre todas las cosas, nos otorga sentimientos conocidos como el "apego natural", a través de los cuales podemos sentir amor y ternura por las criaturas que vienen a nacer en el seno de nuestras familias, de nuestros "nidos de amor".
También el Creador nos permite ejercer dominio sobre ellos, guiarlos, educarlos y orientarlos. Hasta que llegue el emotivo día de la total emancipación, los hijos saldrán del hogar paterno e irán a formar sus propios hogares. Agradecidos de sus padres, siempre volverán, pero esta vez con nietos, los cuales son estrellas para la corona de todo padre de familia. ¿Han visto hombre más feliz que un abuelo jugando con sus nietos?
El matrimonio es la puerta a la felicidad temporal y eterna. Quien tiene hijos, tendrá nietos y entre más grande sea su descendencia, más se le recordará una vez que haya desencarnado.
No es que esté fomentando una especie de "culto gentilicio", pero, ¿no han pensado en lo triste que es morir sin descendencia? ¡Nada de nosotros quedaría aquí! Porque nuestros hijos y nietos, perpetuarán nuestra existencia, nuestra memoria, nuestra formación, nuestros valores y nuestras obras.
Las mujeres nunca tendrán mayor felicidad que ser madres y entre más hijos tengan, mayor será su alegría, temporal y espiritual.
La gloria de todo varón es su mujer. ¿Quién descuida un tesoro? ¿Quién desprecia la joya de gran valor? ¡Un hombre ha encontrado todos los tesoros del mundo en su esposa, en la madre de sus hijos! Por consiguiente debe cuidarla, respetarla y amarla.
Juntos verán crecer sus hijos. Verán crecer el fruto del amor que se han tenido fielmente. Y de hecho, esto será la prueba más grande de la veracidad del amor entre ambos. Recuerden que sin un fin más alto y honesto que la misma pareja, el amor no perdura.
El amor se cultiva mejor cuando hay un proyecto, una visión de futuro, una verdadera unidad de propósito. ¿Y existirá propósito más noble que el de formar una familia?
Siempre habrán quienes por inmadurez o egoísmo arruinen su familia. La principal causa de divorcio/separación no es la infidelidad ni el desamor, es el egoísmo. Y quien en una relación de familia o en la misma pareja se muestra egoísta, simplemente nunca ha amado.
¿Por qué tener miedo del matrimonio y la familia? Las malas experiencias no son válidas para difamar este maravilloso concepto que hemos recibido casi por "tradición cultural". Esos matrimonios que fracasan nunca se amaron (toco madera, Di's nos libre). ¿Por qué temer a ser felices sólo por la mala experiencia de los egoístas y malvados?
Si estás consciente de la bondad y honestidad que hay en tu ser, no debes temer. Tú no serás como esos matrimonios. Si confías en tus pasos, si sabes que estás haciendo lo que debes hacer, viviendo la vida que debes vivir, entonces no debes temer. El llamado del Universo a formar familias es ante todo una vocación: hay vocación de padre, de madre, de esposo, de esposa...
Es necesario volver a la pureza del amor familiar, hay que volver a ensalzar el matrimonio. No hay mayor muestra de amor que un hombre de rodillas pidiendo matrimonio a la mujer que ama. No hay mayor muestra de amor que una mujer vestida de perfecto blanco diciendo "Si" bajo la Jupá.
El matrimonio es más que una "institución sagrada", es una institución de amor. ¿Qué mayor evidencia de compromiso podría existir? Y aunque no todos los que se casan tienen este compromiso real, no es culpa del matrimonio, es culpa de ellos, porque son incapaces de amar y ser honestos.
¿Por qué privarse de la felicidad temporal y eterna por los errores de los demás? ¡Si haces las cosas bien y eres honesto, puedes tener un matrimonio y un familia feliz!
Sí, esos protestantes tenían razón, debemos cuidar la familia. Y no, no es moralismo, es espiritualidad. Nadie ha venido a la Tierra para quedar solo, el creador ha dispuesto para cada uno su "alma gemela" y hasta que no la encuentres, no te sentirás completo.
La persona se compone de una parte física, otra intelectual y otra espiritual. Yo agregaría también la familia. Nadie estará completo hasta que forme su propia familia. Nadie será plenamente feliz si no logra ser un buen esposo/a, padre o madre.
¡Abramos las puertas a la felicidad! ¡No nos cerremos a la posibilidad de amar, dar vida y ser felices!
Léonard M
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